El pasado 28 de julio de 2025, la presidenta Dina Boluarte ofreció su último mensaje a la Nación en el Congreso, un evento que se ha convertido en un ritual anual en el Perú. Este discurso, que duró más de cuatro horas, estuvo marcado por una serie de promesas y reflexiones sobre su gestión, en un contexto de creciente preocupación por la seguridad y la economía del país.
La mandataria comenzó su discurso haciendo un repaso de los logros de su gobierno, destacando la importancia de la unidad y el progreso. Sin embargo, el tono del mensaje se tornó tenso cuando Boluarte abordó las críticas que ha recibido a lo largo de su mandato. En un momento de su discurso, afirmó que su administración ha sido objeto de ataques y cuestionamientos, lo que generó reacciones entre los congresistas presentes.
Uno de los puntos más destacados del mensaje fue la presentación de cifras relacionadas con la seguridad ciudadana. Boluarte mencionó que se han adquirido más de 31,000 pistolas y 7,300 fusiles para la Policía Nacional del Perú (PNP), así como otros equipos de protección. Sin embargo, analistas han cuestionado la efectividad de estas medidas, sugiriendo que se requiere un enfoque más integral para abordar la creciente ola de criminalidad en el país.
A lo largo de su discurso, la presidenta también hizo hincapié en la necesidad de mejorar la infraestructura del país. Anunció la construcción de nuevos establecimientos penitenciarios para reducir el hacinamiento en las cárceles y mencionó un acuerdo con PetroEcuador para la compra directa de petróleo. Sin embargo, muchos de estos anuncios fueron recibidos con escepticismo, dado el contexto de crisis que enfrenta el país.
Boluarte también se refirió a la situación económica, señalando que el déficit fiscal se ubicará por debajo del 1.8% del PBI en 2026. Sin embargo, esta afirmación fue rápidamente cuestionada por el ministro de Economía, quien aclaró que se trató de un error en el discurso. Este tipo de inconsistencias ha alimentado la desconfianza en la gestión del gobierno y ha llevado a muchos a cuestionar la veracidad de las cifras presentadas.
Otro aspecto relevante del discurso fue la mención de la seguridad alimentaria, un tema que ha cobrado relevancia en el contexto actual. La presidenta anunció la creación de un Programa Nacional de Alimentación y Bienestar Comunitario, destacando la importancia de garantizar una alimentación escolar de calidad. Este anuncio fue bien recibido, aunque algunos críticos señalaron que se necesita más que promesas para abordar los problemas estructurales en el sector.
A medida que avanzaba el discurso, se hicieron evidentes las tensiones en el hemiciclo. Congresistas de oposición interrumpieron en varias ocasiones, lo que llevó a momentos de confrontación. Boluarte, en respuesta a estas interrupciones, defendió su gestión y criticó la narrativa que ha surgido en torno a su gobierno, sugiriendo que ha sido víctima de ataques políticos.
El discurso culminó con un llamado a la unidad y la esperanza, pero muchos analistas coinciden en que las promesas de Boluarte no fueron acompañadas de un plan claro para abordar los desafíos que enfrenta el país. La falta de autocritica y la omisión de temas cruciales, como la lucha contra la minería ilegal y la corrupción, fueron puntos que no pasaron desapercibidos entre los expertos.
En resumen, el último mensaje a la Nación de Dina Boluarte fue un reflejo de las tensiones políticas y sociales que atraviesan el Perú. A pesar de los anuncios y promesas, la falta de un enfoque claro y la creciente desconfianza en la gestión del gobierno plantean serios desafíos para el futuro del país. La respuesta de la ciudadanía y la oposición a este discurso será crucial en el camino hacia las elecciones de 2026, donde se espera que la situación política se vuelva aún más compleja.